
Los actores de las luchas sociales
Los movimientos sociales como estructuras de cambio social surgieron históricamente como consecuencia de distintas crisis sociales y presentaron distintas orientaciones: tanto revolucionarias como reformistas, y todos los estadios intermedios hasta los marginados, a veces identificados con un campo político más o menos concreto, y en otras ocasiones de forma interclasista y multipartidista.
Algunos ejemplos de estos movimientos son el movimiento feminista, el movimiento ecologista, el movimiento obrero, el movimiento pacifista o antimilitarista, o, más reciente en su surgimiento, el movimiento okupa y el movimiento antiglobalización.
Cantidad de luchas sociales desarrolladas en el tiempo por el numero de actores sociales Fuente CINEP.
En 200 años de independencia, A Colombia se le ha categorizado como un país en “vía de desarrollo” que necesita seguir el modelo europeo para alcanzarlo. De ahí que la construcción de país se haya pensado en esta perspectiva.Pero, ¿qué efectos tiene esto para la vida económica, social y cultural de las comunidades y los pueblos?? Martha Cecilia García, investigadora del Cinep/PPP, analiza estas implicaciones en el capítulo Visiones de desarrollo en las luchas sociales 1975-2015, a través de la revisión de distintas nociones de desarrollo expresadas en en 40 años de luchas sociales.
En Colombia, ¿la salud es un acto de caridad o un derecho?, ¿es primordial el derecho de la gente a su tierra o la generación de energía?, ¿se crean municipios para reconocer territorios o disfrutar su independencia fiscal y las riquezas naturales que posee?, ¿qué es más importante, proteger los recursos naturales o su uso comercial?
La autora retoma seis eventos para responder a estas preguntas y ahondar en su estudio sobre las visiones de desarrollo: 1) la lucha por el derecho a la salud, 2) la construcción de hidros (hidroeléctricas y represas), 3) la creación de municipios como estrategia de ascenso en el ordenamiento territorial, 4) el dilema entre la ecología y el. progreso, 5) la ilusión del desarrollo regional y 6) el extractivismo minero energético. De cada uno García hace un recuento de diversos eventos contenciosos que, tal como lo señala, “dejan al descubierto las divergentes y opuestas nociones de desarrollo que se expresan” y evidencian las consecuencias de las nociones neoliberales que han contribuido a configurar las denominadas “víctimas del desarrollo”.
Es hora de tomar en serio a los movimientos sociales, de estudiar el poder desde abajo, tanto como se ha estudiado desde arriba.
La movilización campesina y popular es que el escenario de la carretera traslada además el lugar de la política. La prensa oficial, los grandes gremios y el gobierno reclama que el escenario natural de la política es el Congreso de la República, pero los campesinos al tomarse las carreteras realizan un ejercicio democrático real, pues ponen en la esfera de lo público sus problemáticas, que son problemáticas del común, de la Nación, al tiempo que impugnan la debilidad y negativa del Estado neoliberal para brindar soluciones duraderas y de fondo.
La protesta ha creado en las calles, y de allí́ a los medios alternativos y las redes sociales otra forma de comunicación, ante las negativas y manipulaciones de los medios institucionales.
Un paralelo con la actual situación surge una frase de Castells “En un mundo presa de la crisis económica, el cinismo político, la vaciedad cultural y la desesperanza, simplemente ocurrió. Conectadas a través de las redes sociales de Internet, las personas empezaron a agruparse en esos espacios de autonomía y, desde la seguridad del ciberespacio, pasaron a ocupar las calles y a elaborar proyectos ligados a sus verdaderas preocupaciones, por encima de las ideologías y de los intereses dominantes, reclamando su derecho a hacer historia“.
El Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo ha denunciado que la Policía está poniendo en grave riesgo a los líderes y lideresas del paro, con persecución al Paro y con detenciones masivas de activistas, periodistas y manifestantes. El Colectivo asegura que « no hay garantías para la manifestación y la crítica social en Colombia ».
Preocupa que el Estado no vea el peligro de ignorar o criminalizar la protesta en una sociedad democrática que debe proteger los derechos a la libertad de asociación y de expresión.
El analista José Antonio Gutiérrez Danton, de Prensa Rural escribía que « es indicativo de que hay algo nuevo que está naciendo en Colombia » y lo consideraba el resultado de un acumulado de movilizaciones de clase que comenzaron, quizá en 2008. « Todavía no tenemos un panorama acabado de este fenómeno social que se empezó a vislumbrar con las protestas de los corteros del Valle y la minga indígena y popular en el segundo semestre del 2008 ; que se siguió dibujado con las movilizaciones estudiantiles del 2011 que llevaron a la conformación de la MANE ; que se insinuó en el Encuentro ’La Paz es la Ruta’ de Barrancabermeja el 2011, que comenzó a levantar cabeza en las movilizaciones campesinas-indígenas en el Cauca en mayo-junio del 2012 ; que ha tenido un eco resonante en la negociación política insurgencia-Gobierno en La Habana ; que se ha ido perfilando más y más con la gran movilización cafetera-cacaotera y con la rebelión del Catatumbo este año ».
Con el paro empezó a retoñar con vigor y vida el tejido social que en vano intentaron a punta de miedo y muerte los paramilitares y sus oscuros socios y aliados. Durante los años del régimen del terror paramilitar que contó con la complacencia y complicidad de sectores de la fuerza pública, de miembros de las élites políticas y económicas locales, rurales, y urbanas, las comunidades no podían reunirse, mucho menos organizarse ni pensar en expresar sus reclamos. Quienes protestaran quedaban bajo la mira de las armas paramilitares señalados como colaboradores de la guerrilla, que equivalía a una sentencia de muerte. La guerrilla por su parte ejercía también presión sobre la gente colocándolos en un parangón sin salida.
El cambio iniciado se consolidará con el cese del conflicto armado. En el largo período del postconflicto y de construcción de un país en paz, el escenario democrático de la protesta ciudadana recuperará plenamente su importancia y sentido. En él aparecerán nuevos líderes, y allí se resolverán, sin armas ni violencia las tensiones y conflictos propios de la vida en sociedad y en democracia.
